Justicia y la muerte de George Floyd 2 de Junio del 2020

Nosotros, en la Iglesia Bautista Branch’s, queremos expresar nuestra condena definitiva a la fuerza brutal utilizada por aquellos en autoridad que resultó en la muerte de George Floyd. Estamos obligados a hablar públicamente porque atesoramos los principios de nuestro Señor Jesucristo. Él también fue brutalizado por una autoridad injusta. Jesús condenó al hombre rico que se negó a escuchar el grito de ayuda del pobre Lázaro (Lucas 16: 19-31). Que puede ser más atroz que el arrodillarse sobre el cuello de un hombre durante más de ocho minutos e ignorar sus súplicas por un aliento de vida.

En Miqueas 6:8 tenemos una revelación directa de la demanda de justicia de Dios, “¡Ya se te ha declarado lo que es bueno! Ya se te ha dicho lo que de ti espera el Señor: Practicar la justicia, amar la misericordia, y humillarte ante tu Dios.” NVI. Jesús repite esta demanda denunciando la hipocresía de los líderes religiosos que ignoran la justicia. En Mateo 23:23-24 Él dijo, “‘¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Dan la décima parte de sus especias: la menta, el anís y el comino. Pero han descuidado los asuntos más importantes de la ley, tales como la justicia, la misericordia y la fidelidad. Debían haber practicado esto sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos! Cuelan el mosquito, pero se tragan el camello.’” NVI. Si la justicia es tan importante para nuestro Dios, entonces debemos entender lo que significa.

 

1. La justicia debe tener su raíz en el respeto de la dignidad de todo ser humano. Dios creó a todos los seres humanos a su propia imagen y los dotó de una dignidad que es inviolable. Esta inviolabilidad se establece claramente tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. En Génesis 9:6: “Si alguien derrama la sangre de un ser humano, otro ser humano derramará la suya, porque el ser humano ha sido creado a imagen de Dios mismo.” Dios ordena el respeto a la dignidad de cada ser humano porque cada uno de nosotros lleva su imagen. Reprensiblemente, la experiencia de muchos de nuestros ciudadanos negros ha sido de prejuicios y perfiles raciales por parte de quienes tienen autoridad. 2. La justicia tiene que ser imparcial. En Deuteronomio 16:19-20 Dios nos instruye que seamos sin prejuicios, “No pervertirás la justicia ni actuarás con parcialidad. No aceptarás soborno, pues el soborno nubla los ojos del sabio y tuerce las palabras del justo. Seguirás la justicia y solamente la justicia, para que puedas vivir y poseer la tierra que te da el Señor tu Dios.” NVI. 3. La justicia tiene que ser proporcional – el dicho famoso “ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie,” Éxodo 21:24 NVI, no es un llamado a la venganza personal, o el cortar manos y pies, como muchos lo malinterpretan, pero manda a una justicia proporcional. Un ojo, por un ojo, y no sacar dos ojos por un ojo, o peor. ¡Uno no quita una vida por unos supuestos $25 en billetes falsos! 4. La justicia tiene que ser moderada por misericordia y compasión. En Éxodo 22:26-27 no instruye, “Si alguien toma en prenda el manto de su prójimo, deberá devolvérselo al caer la noche.  Ese manto es lo único que tiene para abrigarse; no tiene otra cosa sobre la cual dormir. Si se queja ante mí, yo atenderé a su clamor, pues soy un Dios compasivo.” NVI.  El lema de las protestas por la muerte del Sr. Floyd ha sido escuchado alrededor del país, “No justice, no peace.” (No justicia, no paz.) Proverbios 29:4 nos recuerda que, “Con justicia el rey da estabilidad al país.” NVI. La justicia y la paz van de la mano, pero hay una cosa más que es necesaria para que la paz y la estabilidad prevalezcan entre una nación. Dios nos dice que además de la justicia, la integridad individual es necesaria para la paz. La integridad individual, o el comportamiento correcto, depende del "temor de Dios". Si el oficial de policía Derek Chauvin realmente temiera a Dios, habría actuado con rectitud y respetado la vida de George Floyd. Si temiera a Dios, habría utilizado la fuerza proporcional y le habría mostrado compasión a un hombre suplicando por un aliento de vida. Si las personas que recurren a la violencia realmente temieran a Dios, no destruirían, quemarían ni saquearían tiendas que en muchos casos son propiedad de afroamericanos u otras minorías. Si todos temiéramos a Dios, nos pondríamos de pie contra la injusticia y “¡Levanta la voz por los que no tienen voz! ¡Defiende los derechos de los desposeídos!” Proverbios 31:8

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